Él había sufrido, ella también.
Él se fijó en ella, ella se fijó en él.
Él pensaba en ella, ella pensaba en él.
Y un día, pasaron a ser ellos.
Él la invitaba, ella insistía.
Él tonteaba, ella reía.
Él jugaba, ella sonreía.
Él hablaba, ella brillaba.
Y se cambiaron las tornas.
Ella era una romántica, él una roca.
Ella hablaba, él no hacía caso.
Ella se enfadaba, él también.
Y un día, él lo estropeó todo.
Ella lloró, él también.
Ella aguantó, él se arrepintió
Y él seguió arrepintiéndose hasta que algún día ella llegara a perdonarle. Hasta el día en el que consiguieran lo que ambos querían:
Él era un romántico, ella también.
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