Felicidad, es simplemente eso. Ver a todos esos niños con cara de felicidad es quizá una de las sensaciones que mejor sienta. No se vosotros, pero para mi, el sufrimiento ajeno es algo totalmente intolerante en los tiempos que corren. Con todo tan modernizado, la ciencia y la medicina, y que haya niños muriendo de enfermedades que se pueden curar. Por eso y por todo lo que ha conseguido hacer la Fundación Vicente Ferrer, se merece todo el apoyo necesario para conseguir que cada vez vaya a mejor la situación actual, no solo de niños, también de mujeres discriminadas por cualquier razón. Por eso me gustaría que cada uno de vosotros aportara su granito de arena, no ya con la fundación, si no en la vida cotidiana, con pequeños gestos. Todo por un mundo mejor. Hasta entonces.
Rooftops' inhabitant.
Pd.: Os dejo a continuación más fotos de la aldea de la Fundación en Anantapur, realizadas por mi madre en su viaje de colaboración.